Aparte de cometer varias infracciones de tránsito a la vez, el chofer de este rodado de grandes proporciones desconoció normas básicas de convivencia y sin contemplaciones se apropió de la calle Córdoba, sin importarle ni un ápice los demás. Colocar balizas no lo habilita para estacionar en doble fila, como tampoco obstruir un espacio destinado a discapacitados.
De una vez por todas debe prevalecer la predisposición de pensar en los demás y actuar en consecuencia.